Hermosa villa granadina, formada de piedra y agua, acariciada por tres sierras, Tejeda, Almijara y Alhama. Encrucijada de cal blanca cercada de montes y olivos, con aire fresco de alborada que despierta los sentidos. El sur abraza tu nombre, Játar, villa altiva y serrana, que aún viviendo morisca permaneciste cristiana. Tierra de agua y de choto, suelos de campo y cultivo, cultura de fuerza y arraigo del Poniente Granadino. Paz, armonía y frescura rebosan tus calles y plaza, custodiadas desde la altura por la gran Sierra Nevada. La fría noche estrellada que ilumina tus campos refresca tu tez limonada con un flamenco abrazo. Por enmarañadas calles que recorren tu historia caminaron los jatareños que te llenaron de gloria. Ventanas engalanadas con frondosos vergeles llenos de aroma fresco de primorosos claveles. Una azada en la huerta descansa bien reposada y un hortelano tendido que acabó ya su jornada. De las eras al cortijo, del cortijo a la guitarra, de la guitarra al molino, del molino a la cigarra. Cortijo de lienzo blanco adornado por viejo carro que rodó por estas tierras cargado de oliva y grano. Tierra de siega y botijo, de poesía y de cantos, de poetas labradores que te quisieron tanto. Pedazo de tierra andaluza que parió tan buena gente, hermosa villa de Granada para mí siempre presente.
